Retratos y naturalezas muertas forman una unidad difícil de digerir, como si los protagonistas de sus pinturas pasaran de la humanidad a la mera carne animal, tal es la falta de vida que se desprende de sus personajes. Tenebroso y tétrico, sus modelos nos miran desde el punto de no retorno en el que parecen habitar.
El artista fotografía a sus modelos a las que indica pose y vestuario, no deja nada al azar, todo está medido y calculado, desde la iluminación a la mirada, la expresión, cuando lo traslada al lienzo mediante óleos o acrílicos genera perfectas composiciones reconstruyendo una realidad cargada de sentimientos y sensaciones.
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